sábado, 12 de junio de 2010

¡SÍ SE PUEDE!





Por Ericel Vásquez

Ante la llegada del mundial, es bueno hablar un poco del futbol y todas aquellas esperanzas que cada 4 años ponemos en nuestra selección nacional. Los comentarios son por demás variados, y todos nos creemos con los conocimientos necesarios para criticar sobre la forma de jugar del equipo o sobre los jugadores que deberían estar en la cancha vistiendo la camiseta verde. Y bueno, habrá unos que sepan más y otros que hablamos más con el corazón que con una idea clara de lo que es el juego en cuanto a su táctica.

Javier Aguirre ha sido causa de polémica, su llegada emocionó a muchos, pero poco a poco se ha ido ganando varios detractores, y aquel que fuera el “salvador” de la selección, se ha convertido para unos en el villano del tri, algunos comentaristas hablan acerca del mal manejo que ha hecho del grupo y de los errores que ha cometido en los últimos 6 meses, desde declaraciones, hasta la forma de enfrentar a la prensa, pasando por los convocados. Por otra parte, los compromisos comerciales han llevado también al técnico a hacer ciertos ‘spots’, y es precisamente uno de ellos el que me lleva a hablar en este día sobre esto, es un comercial en donde él aparece en el paseo de la reforma en la Ciudad de México y entre tantas cosas, él dice algo así como: “hay que dejar de ser el país del sí se puede, y ser el país del ya se pudo”. Entonces, esto me llevó a pensar lo siguiente. El origen del sí se puede como muchos saben fue en 1997 en aquella final de las ligas pequeñas de beisbol llevada a cabo en Williamsporth Pensylvannia E.U. entre la selección infantil de México y la de Estados Unidos, el equipo mexicano perdía el encuentro, cuando entonces los pequeños empezaron a gritar “si se puede”, el final fue el triunfo de México a partir de ese grito de guerra; eso es lo que considero que en ese momento representó ese sí se puede, un grito de guerra que fue llevado a cabo por los mismos protagonistas de la batalla, dándose el valor y la motivación necesaria para sacar adelante el enfrentamiento y terminar ganando.

Después, el sí se puede se convirtió en el grito de los aficionados, como una porra o un mensaje automotivacional, lleno de esperanza para que nuestros jugadores se alienten a alcanzar un resultado. La diferencia está en que el “sí se puede” desde las tribunas no alcanza a contagiar lo suficiente a los jugadores, no nace de ellos, y se queda como un “apoyo” externo más, muy por el contrario el de aquellos pequeños beisbolistas que entonaron ese grito que los movió a sacar lo mejor de sí en el momento en que lo requerían. Ante esto, el sí se puede no es una frase vacía, de esperanza, de un país mediocre que echa porras pero no alcanza (como deja leer entrelíneas el mensaje de Aguirre [entre otras interpretaciones]), sino que ese grito es un disparador de motivación y de actividad que es muy efectivo pero sólo cuando el que realiza la actividad se lo dice a sí mismo. Así que, esperemos que el tri se diga a sí mismo ¡SI SE PUEDE!

1 comentario:

Marita dijo...

No tenía idea de la historia del Si se puede!