viernes, 26 de febrero de 2010

DE “EL LABERINTO DE LA SOLEDAD”


Por Ericel Vásquez

Octavio Paz escribió a mediados del siglo pasado un libro que quedó impreso de manera importante en la memoria de los intelectuales del país, mas no así en la memoria de la población en general, precisamente porque como un poeta le dijo a Paz alguna vez, es una elegante mentada de madre contra los mexicanos. Un libro que analiza las propiedades del “mexicanismo” y que pone al país al desnudo ante una realidad que por mucho tiempo se ha querido ocultar, de hecho, el autor propone que el mismo acto de la conquista fue el punto de inicio de la negación con que los mexicanos vivimos diariamente, ya que al tratar de borrar la esencia de un pueblo e ‘imponer’ una nueva ideología dejó en los conquistados un vacío que se trató de llenar con otros símbolos que al final solo son la máscara ante una estructura vital que no se fue sino aquello que los aztecas mismos dejaron.

Ante las circunstancias que rodean actualmente a México y en boga del llamado bicentenario que ha sido el mejor aliado de la mercadotecnia más allá de la significación histórica, es interesante revisar el pasado de donde surgen las problemáticas y los complejos con los que los mexicanos de hoy lidiamos. La idea de una crítica destructiva no es tan útil como un análisis crítico, sobre todo porque como lo apunta Paz, las revoluciones son ante todo reflejo del desarrollo, el cual se acompaña de una ideología, por lo que si queremos aportar aún así sea con sólo ideas al crecimiento de la nación, es indispensable que partamos de una noción clara de lo que queremos trasmitir, y no sólo con el impulso de una revuelta que trata de mover un orden inestable pero sin pretensiones fijas sobre lo que se quiere proponer para un futuro. Así, este ensayo es una invitación a leer o repensar aquella obra de Octavio Paz por medio del señalamiento de algunas cosas que me parecen interesantes.

Uno de los móviles que tengo para escribir esto fue la pregunta del por qué en México estamos inmersos en las problemáticas que leemos y vemos en los informativos, pero que sobre todo, vivimos día a día. Y es entonces que leyendo “El laberinto de la soledad” doy con respuestas apropiadas para empezar a dilucidar lo que me venía aconteciendo en mente, y aún más. Voy directo a tres puntos que quiero tratar aquí.

“El mexicano: ¿producto de una falta de identidad?”: Regresando al punto de la Conquista, los sobrevivientes de la arremetida española son coartados a seguir las leyes que los europeos traen y se les impone dejar atrás toda su cultura materna. Entonces, se niegan las raíces aztecas, pero no se identifican del todo con el bagaje español, la religión católica que se impone viene con la corriente de la contrarreforma y se estanca, además, el catolicismo es sincrético, y con la intervención de los jesuitas, al final se logra que el culto religioso de los mexicanos sea una mezcolanza de rituales que no pertenecen a ningún lado, pero que su pertenencia única es México. Un ejemplo es que el 12 de diciembre vemos a personas disfrazadas de aztecas bailando en el atrio de la Basílica de la Virgen de Guadalupe, cuando la imagen de ésta vino a reemplazar la cultura de aquellos. Ahora, ante todas estas diferenciaciones de origen como lo son los criollos, mestizos, sambos, negros y blancos, en el México colonial no se logró una unión fraternal entre los habitantes del territorio, más tarde las diferenciaciones entre habitantes de la ciudad y habitantes del campo seguía proponiendo una distinción de clases que no se ha disuelto aún hoy, y no por una cuestión económica, sino de cultura, ya que aún vivamos en el mismo país la idea de México es muy diferente para unos y otros y las prácticas sociales, religiosas, políticas y económicas distan de una homogeneidad. Además, si las ideologías predominantes a lo largo del tiempo han venido de otros países, así como las políticas económicas, la aplicación de políticas sociales no está apegada a la realidad de la nación y por lo tanto no pueden solventar los problemas de una manera funcional y van al fracaso. El hecho que veamos que el mexicano jala cada quien por su lado, es producto de una falta de identidad, todos queremos sacar lo mejor para nosotros como seres individuales y no como parte de un colectivo.

“¿Qué celebrar en el bicentenario?”: La independencia de España hizo que dejáramos de depender de su influencia, pero fuera de esa distinción, los gobernantes que se pusieron a la cabeza del país no mejoraron convincentemente las condiciones de vida de los habitantes del mismo. Paz considera que la representación de las figuras de poder ha tenido un mismo carácter, desde Moctezuma, los virreyes y los presidentes, los cuales se encuentran en la punta de la pirámide social. Y al final ¿de qué nos hemos desprendido? ¿En qué hemos desarrollado? La gente del campo sigue siendo marginada así como lo estaban aquellos que acompañaron a Hidalgo, y que sin embargo, aún si tuviera la oportunidad de salir de la marginación no les interesaría mucho posicionarse en lugares estratégicos que acompañen la dirección del país; un pasaje y un ejemplo de esto lo mostró Zapata en su poco impulso por sentarse en la silla presidencial y hasta le comentó a Villa que habría que quemarla. Por otro lado, una de las conclusiones de la revolución es la instauración de un partido, el PNR que se convirtió en PRM y al final en el PRI, el cual mantuvo cierto tipo de dictadura por una gran cantidad de años y el cual fue el modelo a seguir de la política que hoy tenemos y que algunos tachan de democrática cuando se sabe que las prácticas que los partidos parecen seguir un principio de castas. ¿Entonces se celebra el mantenimiento del status quo?


“Aguirre y la poca libertad de expresión”:

Un tema que fue comentado en los últimos días fue la declaración a Javier Aguirre, técnico de la Selección Mexicana de Futbol soccer a una cadena de radio española, la cual señalaba que México era un país jodido y que cuando el Mundial de la especialidad termine él tiene pensado irse a trabajar a Europa. Pues bien, esto causó una gran indignación en las personas que dan la cara en los medios de comunicación diciendo que se había equivocado y que no debió decir eso. El resultado final: el señor Aguirre tuvo que dar una disculpa pública en una conferencia de prensa. Esto hace preguntarme si acaso la libertad de expresión en México es condicional, que si bien podemos estar de acuerdo o no con lo que alguien diga, no podemos hacer que una persona se retracte de lo que piensa acerca de un tema de orden público; esto me recuerda una parte del libro “La insoportable levedad del ser”, de Milan Kundera, cuando en el capítulo de La levedad y el peso, Tomás (el personaje principal) escribe una declaración que no conviene a los intereses de los soviéticos cuando ocuparon el territorio checo; el jefe de Tomás le pide que se retracte de lo que ha escrito y al margen le comenta: “esto de exigir que la gente reniegue públicamente de lo que ha dicho tiene algo de medieval”; entonces la mentalidad de la gente de los medios en México está fuertemente influenciada por el sistema, no es libre como se jactan de serlo, ante todo “hay que hablar bien de México”. Siguiendo con el ejemplo del libro también podemos ver que lo que los soviéticos le pedían al protagonista es muy similar a lo que Aguirre tuvo que decir en la disculpa, en el libro pedían a Tomás que firmara frases sobre el amor a la Unión Soviética y sobre la fidelidad al partido comunista, y pues, si recordamos las disculpas del técnico nacional comentó sobre su amor a México. Al final, parece que todos los que lo criticaron se regocijaron con cierto sadismo al ver a Aguirre tan solo (así como lo mencionó José Ramón Fernández) y también ver la desfachatez con que un comunicador de TVC Deportes dijo que el técnico llegó a la rueda de prensa con la cola entre las piernas, pues señores, el entrenador de futbol en cuestión es un hombre como todos nosotros, con todas las libertades como cualquiera, no está obligado a ser un modelo a seguir, no es hombre de gobierno, no tiene por qué quedar bien con los mexicanos.



Al final, la crítica me llevó mas allá del análisis, pero eso habla de la libertad del escribir libre. Y lo que dejo como propuesta en este 2010 es que la verdadera revolución está en la educación, no la que da el Estado, sino la que se encuentra en aquellos libros que no nos ponen en nuestras manos sino que buscamos a través de la experiencia, de la curiosidad, de la recomendación, y si este material lo transmitimos a las futuras generaciones, México saldrá de la oscuridad.

2 comentarios:

Marita dijo...

Supongo que un día tendré que leer el laberinto de la soledad, no se porque todavía no lo he hecho.

Fernando Manzanilla dijo...

Algunos tenempos esa clase de pendientes que se perpetúan Marita!. La ventaja de los impulsivos es que un día sin avisar a nadie los tomamos por asalto sin avisar. Pendientes son pendientes!